En el patio Sin categoria Supiste?

Volver al Patio: El Sueño de Todos los Dominicanos que viven Fuera.

20 diciembre 2024

Volver al Patio: El Sueño de Todos los Dominicanos que viven Fuera.

¡Mi gente! ¿Quién no ha dicho alguna vez: ‘Voy a volver al patio aunque sea pa’ beberme una agua de coco

¿Quién no ha soñado con volver al patio aunque sea pa’ comer un chimí en la esquina y decir: ‘¡Esto sí es vida!’?”

¡Dime a ve! ¿Quién no ha pensado en volver al patio aunque sea pa’ sentarse en una mecedora y escuchar a los viejos hablando de ‘los tiempos de antes’?”

Oye, ¿quién no ha querido volver al patio aunque sea pa’ tirarse un chapuzón en un río y gritar: ‘¡Estoy en mi país!’?

No se hagan los locos! ¿Quién no ha soñado con volver al patio aunque sea pa’ escuchar el canto de un gallo al amanecer?

Mi gente! ¿Quién no ha dicho: ‘Voy pa’l patio aunque sea pa’ que me den mi sopita en taza y oler el sazón de la abuela’?

Escuchen esto! ¿Quién no ha querido volver al patio aunque sea pa’ darse un banquete de habichuelas don dulce.

Ustedes saben que aquí la comida no sabe igual, no importa lo que coma.

“Mira, no importa cuánto uno ‘se busque’ fuera, siempre hay un vacío que solo el patio llena, ya sea con un sancocho que cura hasta el alma, compartir con la familia y rumbear con lo tigre.

Una de las mentiras que nos contamos para justificar el regreso es “Yo nada más voy a bajar este diciembre.” Mentira número uno. ¡El que dice eso ya está buscando terrenos en Bonao y mandando remesas pa’ construir la casita en su campo!

Otro clásico: “Voy a quedarme allá un tiempito hasta que la cosa mejore.” Pero en el fondo, uno sabe que lo que quiere es volver pa’ bailar en la esquina con los panas y decir: “Aquí es que se goza de verdad.”

Las emociones del regreso: risas, lágrimas y rumba

Desde el momento del aterrizaje: Ese aplauso cuando el avión toca suelo dominicano es un himno silencioso. Es como decir: “¡Llegué a mi casa!”

Un mensaje de corazón pa’ la diáspora

Volver al patio no siempre significa mudarte de nuevo. Puede ser ese viaje que haces una vez al año o cada dos, pero que te recarga las pilas. Puede ser el sueño de construir algo aquí, aunque vivas allá, o simplemente el orgullo de contarle a todo el mundo: “Yo soy dominicano, del patio, con acento y sazón incluido.”

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