Dominicanos por el mundo
Esto Es lo Que Pasa Cuando un Dominicano Vive en Canadá
7 junio 2025
¿Quién dijo que el frío y el sazón no se mezclan? Porque si hay algo que el dominicano ha demostrado es que puede convertir hasta una tormenta de nieve en una fiesta con merengue. Y en Canadá, lo están haciendo… con estilo, con abrigo y con bandera en mano.
La historia comienza cuando un dominicano dice: “Me voy pa’ Canadá, manito”. A veces es por estudios, por trabajo o por amor (sí, más de uno cruzó por un crush en Instagram que vivía en Toronto). Pero todos cargan lo mismo: la esperanza, la maleta con sazón, y la nostalgia de lo que dejaron.
El choque es real: un día estás en La Romana en chancletas y al otro, en Quebec con -15 grados y preguntándote por qué los carros no suenan bocina. Pero calma, el dominicano se adapta más rápido que un salami en el microondas.
Vivir en Canadá siendo dominicano es una experiencia casi científica. Hay que:
- Aprender a amar el “layering” (tres suéteres y una bufanda estilo momia).
- Descubrir que el maple syrup va con todo (menos con el mangú).
- Aceptar que las fiestas terminan temprano… pero ¡las dominicanas las reviven en la casa!
Y aunque el frío aprieta, el corazón caribeño nunca pierde su temperatura. Donde hay un dominicano, hay un sancocho (aunque sea virtual), una bachata sonando bajito, y alguien preguntando “¿y qué fue lo que trajo ese frío?”.
En Montreal, Toronto, Ottawa o Vancouver, Alberta los dominicanos no están solos. Hay asociaciones, grupos de WhatsApp, cultos, dominó en la sala y hasta grupos de “Mamás Dominicanas en Canadá” que dan más apoyo que una embajada. Y por supuesto @dominicanos_encanada, una comunidad de apoyo para todos los domis en este gran país.
Te das cuenta de lo que pesa tu bandera cuando la ves desde lejos. Cada vez que escuchas una bachata en un Uber, cada vez que hueles un locrio en un food court, cada vez que alguien te dice “¡pero tú sí hablas rápido!”, tú sonríes… porque ser dominicano es algo que no se enfría nunca.
